EL
SITIO DE LA ROCHELLE
El
sitio de La Rochelle fue uno de los grandes acontecimientos políticos
de Luis XIII, y una de las grandes empresas militares del cardenal.
(…)
Las
miras políticas del cardenal cuando emprendió este asedio eran
considerables. Expongámoslas primero, luego pasaremos a las miras
particulares que no tuvieron sobre
Su
Eminencia menos influencia que las primeras.
De
las ciudades importantes dadas por Enrique IV a los hugonotes como
plazas de seguridad, sólo quedaba La Rochelle. Se trataba por tanto
de destruir aquel último baluarte del calvinismo, levadura peligrosa
a la que venían a mezclarse incesantemente fermentos de revuelta
civil o de guerra extranjera.
Españoles,
ingleses, italianos descontentos, aventureros de cualquier nación,
soldados de fortuna de toda secta acudían a la primera llamada bajo
las banderas de los protestantes y se organizaban como una vasta
asociación cuyas ramas divergían a capricho en todos los puntos de
Europa.
La
Rochelle, que había adquirido nueva importancia con la ruina de las
demás ciudades calvinistas era, pues, el hogar de las disensiones y
de las ambiciones. Había más: su puerto era la primera puerta
abierta a los ingleses en el reino de Francia; y al cerrarlo a
Inglaterra, nuestra eterna enemiga, el cardenal acababa la obra de
Juana de Arco y del duque de Guisa.
A.
Dumas: “Los
tres mosqueteros”
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