jueves, 24 de mayo de 2012

8 DE FEBRERO DE 1934


     “El régimen republicano atraviesa las horas más graves que haya vivido en tiempos de paz, desde su fundación. El Gobierno legal ha sido atacado ayer por la revuelta. El Palacio de la representación nacional, asediado por una enorme masa de manifestantes furiosos, ha estado a punto de ser invadido por la insurrección. Obligado a hacer frente a la ciega fuerza de una horda furiosa, los guardianes del orden han debido defenderse. El suelo parisiense ha sido ensangrentado. Ha habido muertos y los heridos son incalculables, el Ministerio, que podía resistir, ha creído su deber retirarse, con la esperanza de contribuir al apaciguamiento de los espíritus.
 
     No es la presencia entre los manifestantes de algunos millares de comunistas que puede crear la ilusión sobre los verdaderos móviles del atentado. Son los enemigos de la República, en particular los realistas, quienes dirigen la operación. El verdadero jefe de los revoltosos, no es André Tardieu, líder de la oposición parlamentaria, es Charles Maurrás, apóstol de la monarquía y teórico del asesinato.
 
    Que haya en las filas de los manifestantes de estos últimos días un buen número de papanatas o de simples energúmenos, de esto no cabe duda. Que se encuentre allí incluso republicanos descarriados por la pérfida campaña de los falaces órganos de la prensa parisina, se admitirá de buena gana. Que los sufrimientos de una crisis económica sin precedentes hayan lanzados en el alboroto a muchas gentes honradas, que, no saben a qué santo encomendarse y que están dispuestas a echarse en brazos del primer salvador que surja, es bastante probable. Pero esta es la reacción más furiosa que ha podido y organizado el desorden…”
 
Editorial del diputado socialista A. Varenne en el periódico “La Montagne” de Clemont-Ferrand, del 8 de febrero de 1934.

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